Libre para pensar y sentir, para ejercer el derecho al gusto y la preferencia, para que jamás te limite la conciencia.
Un amor autónomo que te deje respirar y ser tu mismo, tan emancipado como permita el desamor y tan individual que jamás negocie sus principios. Como dice el refrán:
"Juntos, pero no revueltos".
Dos egos que se anuden con ternura: estar con el otro sin dejar de ser uno".
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